a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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domingo, 30 de noviembre de 2008

Albigenses y panteístas: abstract


La materia eterna de los albigenses era una materia no creada. Y no es esta la única opción: la materia sempiterna puede haber sido creada, entendiéndose bien la causalidad.
Y, por otro lado, si en el Génesis se usa el verbo crear queda claro que lo creado no es Dios.

No podemos admitir dos orígenes de la realidad: uno material y otro espiritual. Pues luego hay problemas para juntar el cuerpo y el alma. Démonos cuenta lo albigenses que solemos ser.
Uno es el principio: Dios. Aunque la sustancia tiene un principio formal y otro material, estos tienen más que ver con el binomio acto-potencia que con el materia-espíritu.

Con los panteístas el problema es otro, pues el cuerpo como ser material se desintegra en un conjunto de partículas cuánticas (energía) que no se sabe si es Dios o es uno mismo o es el Yo el que se diluye en el Todo. Estos tienen un principio, no dos como los albigenses: la energía, el cosmos,... o como se le quiera llamar. Pero fijaos que es como los materialistas o los ateos.

Si mediante el análisis lógico del movimiento (ya véis que simple) llegamos al último de la cadena que mueve pero no es movido, llegamos al que está en acto puro e inicia la cadena de movimientos sin fin. Eso sí, llegamos a un Dios lógico y, en mi opinión, eso no da el convencimiento de su existencia o, al menos, no es suficiente.
Claro que si es acto puro, o bien no puede desencadenar nada, o bien lo desencadena al principio y éste se pierde en el infinito.
Es decir, aún siendo aristotélico perfeccionado por la Escolástica, la Razón proclama la creación del Cosmos desde siempre.
Quizás es que de momento no se vea todavía la trascendencia del acto puro, pues en esta consideración lo vemos como un objeto y por tanto más bien estático. Salvando esto llegamos a la consideración de un acto puro intrínsecamente dinámico y se abre la posibilidad a la Razón de considerar la creación del Cosmos desde un inicio temporal finito.
El problema es que ese Dios de tercera generación siga siendo un objeto lógico o una noción cosificada a la mente.

A los albigenses les dio por asociar un pricipio al bien y el otro al mal. Y ese es su verdadero error a la hora de la verdad.
A los panteístas les da por elucubrar y fantasear con la disolución del yo. Y ese es su verdadero error a la hora de la verdad.
Pero fijaos que estos errores los cometemos todos (ambos dos) aun profesando la Fe Católica y Romana, y proclamando su Magisterio. Hay que liberar a la mente de sus límites.

Esos errores existenciales y vivienciales pueden no cometerse independientemente de la metafísica que se piense, como se pueden cometer independientemente de la metafísica que se piense.

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