a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
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viernes, 15 de agosto de 2014

El deporte

 

En este post y en el siguiente veremos dos actividades en las que se le resta influencia a la Mente (esa mente escindida del corazón por motu proprio, no la mente que consideran los sicólogos) y favorece al Corazón.

Una de las actividades es el deporte. En realidad es cualquier actividad física. Pero actividad física fuerte en el trabajo ya pocos la hacen.

Practicar deporte hasta agotarse realmente y un poco más. Los que hacen maratón conocen las fases por las que pasa su mente y la fortaleza que tienen que sacar para llegar a la meta.

Al practicar deporte ocurren varias cosas:
1.- Es una actividad de ocio y esparcimiento. Un paréntesis en las preocupaciones y las exigencias de la vida común y de trabajo. Te juntas con gente que para jugar no se las juzga, relaciones interpersonales sin necesidad de etiquetarse unos a otros. Eso son relaciones de corazón a corazón. No de falso yo con cosas.
2.- Para jugar, competir o practicar cualquier deporte no hace falta seguir el rol de ninguna ideología, ni de ninguna adscripción política, ni de preocuparse por las apariencias ni del qué dirán,...
3.- Si no se desconecta desde el principio, llega un momento que el agotamiento físico hace al falso yo rendirse.

Claro que se dan casos en que, en vez de darse la rendición de la Mente, ocurre lo contrario: se reafirma o incluso se refuerza.

Por ejemplo, hay quien compite con malas artes, que juega para ganar y ganar a toda costa, que quiere ser superior y machacar al contrincante. Aunque pierda y se frustre, el yo falso se fortalece. La frustración no lleva a la humildad como tampoco verse humillado.
O por ejemplo, quien va de figurín. O quien va de pijo.
También hay gente que se toma el deporte como terapia y le sale el tiro por la culata. En realidad necesitarían otras terapias; o conocerse mejor a una profundidad a la que no ha llegado, es decir, ser contemplativo de verdad.
 

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