a expolitoxicómanos convictos
La Misión BS, E. Morricone       
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _


martes, 26 de agosto de 2014

El Temor de Dios

 

Hay conceptos clásicos de la espiritualidad que nos suenan raros en nuestros días. O son de difícil traducción para el ciudadano de hoy o para nihilistas.

El Temor de Dios es un don del Espíritu Santo. Se da con la experiencia de pérdida y de dar pasos atrás al dejarse seducir por el yo falso. Al dar un paso en falso, es grande la desazón al ver lo perdido por una nadería: el precio de un desliz es alto y así lo comprobamos.

Eso, lejos de desesperar, nos sirve de acicate en nuestra fidelidad al Camino y en la docilidad en las inspiraciones del Espíritu Santo. Nuestro temor será a separarnos de Dios y no por temerlo a Él. Dios Padre no se harta de nadie y siempre está presto a ser misericordioso, como la misma Naturaleza. Evitaremos peligros innecesarios.

Junto con el Temor, también creceremos en Fortaleza (otro don del Espíritu que nos embarga). Esto no consiste en que seremos superhombres ni que nuestra voluntad será férrea. La Fortaleza tiene dos caras: la calidad de nuestra relación-amor con el Camino, el Espíritu, la Naturaleza y la Unión; y la lucidez con la que reconocemos la voz del yo falso y lo ninguneamos espontáneamente. Avanzaremos con seguridad y firmeza.

Junto con estos dos dones, el Espíritu Santo da otros cinco: la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la ciencia y la piedad. Para saber más de cada uno... investigar. Todos están relacionados, es decir, el Espíritu da su gracia septiforme: da los siete a la vez en la medida que los requerimos o estemos en disposiciones de recibirlos.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario